lunes, 16 de septiembre de 2013

8 ¡A la porra con Sísifo!*

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


El peligroso descanso


-¿Cómo? –preguntó uno-. ¿Has dejado el régimen?
-No –dijo el otro, amontonando cuatro rajas de queso entre dos trozos de pan para hacerse un enorme bocata-. La he dejado de momento –le hincó el diente, masticó tres veces y tragó atropelladamente sin apenas saborear la comida para poder decir: -En las vacaciones no es fácil hacer dieta.
-Claro –dijo el primero-. Hay que dejar descansar al cuerpo, porque de lo contrario…

Dejé de escuchar. Era una historia conocida. Otro Sísifo más.


Lo normal


El mito de Sïsifo está aceptado por todos nosotros.
Se considera normal que  “me sacrifique” para estar guapa para alguna ocasión y luego tire todo ese esfuerzo de tiempo y dinero por la  borda cuando la ocasión pasa, como si “lo normal” fuese comer desmedidamente.
En cierta manera es lógico.



Ilusiones

Estas ocasiones son lo bastante importantes para lograr controlarnos hasta el día señalado porque mi hijo, mi amiga, mi propia boda, cubren mis necesidades de seguridad o de variedad, o quizá de amor y conexión o me hacen sentir reconocido. 
La ilusión de estar guapos ese día, fortalecidos por tener la necesidad básica cubierta, nos lleva adelante, pero… ¡ojo! Mirad lo que pone la RAE:

ilusión.
(Del lat. illusĭo, -ōnis).
1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.

Lo único que ha hecho el dietante es reprimir esa necesidad de comer, metiéndose en la prisión de la que hablábamos en la página número 3 para conseguir ese objetivo.
Por dentro no hemos cambiado en absoluto.
Una y otra vez la roca de Sísifo cae rodando hasta el pie de la montaña.
No engordamos tan rápido. Recuperar peso es paulatino, igual que adelgazar. Y la ilusión de que nos siente bien el traje de madrina, nos abroche el botón del chaleco o suba la cremallera del vestido de novia se puede alargar bastantes meses si uno mira las fotos para mantener vivo lo importantes que nos sentimos, lo queridos y rodeados de amor, lo bien que lo pasamos en vez de mirarse al espejo.

La cruda realidad

Todos consideramos que perder peso es igual a reprimirse. Lo natural es excederse. La comida no es un medio, es un fin. Una forma de disfrutar, de conseguir placer, aunque luego lloremos de vergüenza porque hemos engordado nuevamente.
Durante un tiempo está ese estímulo externo que nos causa una emoción positiva enorme, haciéndonos olvidar de las emociones negativas que nos llevan a comer en demasía para lograr ahogarlas con la grasa que fabricamos.
 “Hay que dejar descansar el cuerpo, porque si no…”
¿Descansar de qué? ¿De sujetar las tiras del chaleco de fuerza? ¿De tirar de las riendas de ese caballo desbocado? ¿De empujar la compuerta del dique de nuestro impulso natural? ¿De empujar la roca cuesta arriba, como Sísifo?
¡Pues claro!
Ese impulso sigue allí, no ha cambiado en absoluto.
El amor nos ha permitido adelgazar. Y no me refiero a practicar el sexo, que también dicen que adelgaza, sino a que esa emoción maravillosa hace que nos olvidemos de nuestras penas y por eso seamos capaces de hacer dieta. Pero volvemos a la vida normal, nuestro hijo se va de luna de miel, o “nos merecemos” comer algo extra cuando nosotros mismos estamos de luna de miel y caemos otra vez. Y, correct me if I'm wrong, engordamos todavía más que antes, porque aumenta la culpa y disminuye el respeto a nosotros mismos con cada caída.

Hay que cambiar ese impulso irrefrenable. No ahogarlo, sino erradicarlo.

El ejercicio


Volvamos al ocholoco de Tony Robbins.

¿Recordáis?

La tristeza, baja autoestima, culpa, miedo o como tú mismo hayas decidido llamarlo, te impulsa a comer algo, beber, fumar, etc,  

El coraje, la rabia, el cabreo y la mala leche son las emociones que siguen. Nos sentimos furiosos por haber caído.

Como nos castigamos con esa rabia, coraje, cabreo, volvemos a sentirnos tristes y entonces comemos otra vez para reiniciar el ocholoco.

Quedémonos con la rabia, la furia, el cabreo, los impulsores de nuestro cambio. Y cuando estemos en ese lado del ocho, digamos:

PRIMERA FRASE:
¡Yo, (tu nombre), OIGO, VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa sensación de (la emoción que te lleva a comer)!

Para que resulte más comprensible os daré mi ejemplo, pero recordad que lo haréis con vuestro nombre y vuestra emoción:

¡Yo, (Mary Solari), OIGO, VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa emoción de (MIEDO) que me lleva a comer!

Me pongo de pie y lo digo en voz alta:

¡Yo, (Mary Solari), OIGO, VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa emoción de (MIEDO) que me lleva a comer!
Lo repito, enfatizándolo más. Así:

¡Yo, Mary Solari, OIGO, VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa (PARALIZANTE emoción de MIEDO) que me lleva a comer!

Lo repito otra vez, subiendo la voz:

¡Yo, Mary Solari, OIGO, VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa ESTÚPIDA y PARALIZANTE emoción de MIEDO que me lleva a comer!

Lo repito varias veces en voz alta, dejando que la rabia me llene el cuerpo, me haga saltar, me haga sacudirme, me lleve a las lágrimas. Una y otra vez hasta dejarme invadir por esa rabia, repito y repito hasta llegar a la verdadera sensación de rabia.

Luego, cuando ya la rabia ha aumentado tanto que salto y me sacudo del cabreo que tengo, digo:

SEGUNDA FRASE:
Dejarme vencer por (ESA ESTÚPIDA SENSACIÓN DE MIEDO) ha hecho que (pierda mi autoestima, me encuentre vencida, haya paralizado mis proyectos, haya preocupado a mis amigos y a mi familia. Una lista breve de el daño que os ha hecho)
Nuevamente lo repito hasta que a la rabia se une ese convencimiento de todo el daño que me ha hecho dejarme vencer por la emoción dañina.

TERCERA FRASE:
Para dejarme vencer otra vez por la (ESTÚPIDA SENSACIÓN DE MIEDO), tendría que olvidarme de ( y aquí pongo todo lo positivo que es lo que me lleva adelante: EL CARIÑO DE MI FAMILIA Y MIS AMIGOS, LA FUERZA QUE ME HA LLEVADO A LOGRAR X. Breve, conciso y repetible). 

Es importante hacer una lista corta y repetirla muchas veces para lograr el cambio fisiológico, que es lo que erradicará de una vez por todas esa emoción de nuestro cuerpo.

Os confieso que al principio no me animaba a hacerlo con las típicas excusas de la vergüenza, de que me oyeran los vecinos y creyeran que estaba chiflada, pero luego cuando lo hice no necesité gritar tanto y fue muy, pero que muy efectivo. Seguiremos en ello hasta que tú también lo logres. Entonces, llegaremos con la roca hasta la cima de la montaña y ¿qué haremos? 

Yo con esa piedra haré una estatua de mi verdadera figura, una Venus maravillosa para sentirme orgullosa de mi logro. ¡Hasta la próxima!

Sísifo fue obligado a cumplir un castigo que consistía en empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada. Antes de que alcanzase la cima de la colina, la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. Así se cuenta en la Odisea. El motivo de este castigo no es mencionado por Homero, y resulta oscuro



No hay comentarios: