Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
El peligroso descanso
-¿Cómo? –preguntó uno-. ¿Has
dejado el régimen?
-No –dijo el otro,
amontonando cuatro rajas de queso entre dos trozos de pan para hacerse un
enorme bocata-. La he dejado de momento –le hincó el diente, masticó tres veces
y tragó atropelladamente sin apenas saborear la comida para poder decir: -En
las vacaciones no es fácil hacer dieta.
-Claro –dijo el primero-.
Hay que dejar descansar al cuerpo, porque de lo contrario…
Dejé de escuchar. Era una
historia conocida. Otro Sísifo más.
Lo normal
El mito de Sïsifo está
aceptado por todos nosotros.
Se considera normal que “me sacrifique” para estar guapa para alguna
ocasión y luego tire todo ese esfuerzo de tiempo y dinero por la borda cuando la ocasión pasa, como si “lo
normal” fuese comer desmedidamente.
En cierta manera es lógico.
Ilusiones
Estas ocasiones son lo bastante
importantes para lograr controlarnos hasta el día señalado porque mi
hijo, mi amiga, mi propia boda, cubren mis necesidades de seguridad o de variedad, o quizá de amor y conexión o me hacen sentir reconocido.
La ilusión de estar
guapos ese día, fortalecidos por tener la necesidad básica cubierta, nos lleva adelante, pero… ¡ojo! Mirad lo que pone la RAE:
ilusión.
(Del lat. illusĭo, -ōnis).
Lo único que ha hecho el dietante es reprimir esa necesidad de
comer, metiéndose en la prisión de la que hablábamos en la página número 3 para
conseguir ese objetivo.
Por dentro no hemos cambiado
en absoluto.
Una y otra vez la roca de Sísifo
cae rodando hasta el pie de la montaña.
No engordamos tan rápido. Recuperar
peso es paulatino, igual que adelgazar. Y la ilusión de que nos siente bien el traje de madrina, nos abroche el botón del chaleco o suba la cremallera del
vestido de novia se puede alargar bastantes meses si uno mira las fotos para mantener vivo lo importantes que nos sentimos, lo queridos y rodeados de amor, lo bien que lo pasamos en vez de mirarse al espejo.
La cruda realidad
Todos consideramos que perder
peso es igual a reprimirse. Lo natural es excederse. La comida no es un medio,
es un fin. Una forma de disfrutar, de conseguir placer, aunque luego lloremos
de vergüenza porque hemos engordado nuevamente.
Durante un tiempo está ese estímulo
externo que nos causa una emoción positiva enorme, haciéndonos olvidar de las
emociones negativas que nos llevan a comer en demasía para lograr ahogarlas con
la grasa que fabricamos.
“Hay que dejar descansar el cuerpo, porque si
no…”
¿Descansar de qué? ¿De
sujetar las tiras del chaleco de fuerza? ¿De tirar de las riendas de ese
caballo desbocado? ¿De empujar la compuerta del dique de nuestro impulso
natural? ¿De empujar la roca cuesta arriba, como Sísifo?
¡Pues claro!
Ese impulso sigue allí, no
ha cambiado en absoluto.
El amor nos ha permitido
adelgazar. Y no me refiero a practicar el sexo, que también dicen que adelgaza,
sino a que esa emoción maravillosa hace que nos olvidemos de nuestras penas y
por eso seamos capaces de hacer dieta. Pero volvemos a la vida normal, nuestro
hijo se va de luna de miel, o “nos merecemos” comer algo extra cuando nosotros
mismos estamos de luna de miel y caemos otra vez. Y, correct me if I'm wrong, engordamos todavía más que antes, porque aumenta la culpa y disminuye el respeto a nosotros mismos con cada caída.
Hay que cambiar ese impulso
irrefrenable. No ahogarlo, sino erradicarlo.
El ejercicio
Volvamos al ocholoco de Tony
Robbins.
¿Recordáis?
La tristeza, baja
autoestima, culpa, miedo o como tú mismo hayas decidido llamarlo, te impulsa a
comer algo, beber, fumar, etc,
El coraje, la rabia, el cabreo
y la mala leche son las emociones que siguen. Nos sentimos furiosos por haber caído.
Como nos castigamos con esa
rabia, coraje, cabreo, volvemos a sentirnos tristes y entonces comemos otra vez
para reiniciar el ocholoco.
Quedémonos con la rabia, la
furia, el cabreo, los impulsores de nuestro cambio. Y cuando estemos en ese
lado del ocho, digamos:
PRIMERA FRASE:
¡Yo, (tu nombre), OIGO, VEO,
SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa sensación de (la emoción
que te lleva a comer)!
Para que resulte más
comprensible os daré mi ejemplo, pero recordad que lo haréis con vuestro nombre
y vuestra emoción:
¡Yo, (Mary Solari), OIGO,
VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa emoción de (MIEDO) que
me lleva a comer!
Me pongo de pie y lo digo en
voz alta:
¡Yo, (Mary Solari), OIGO,
VEO, SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa emoción de (MIEDO) que
me lleva a comer!
Lo repito, enfatizándolo más.
Así:
¡Yo, Mary Solari, OIGO, VEO,
SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa (PARALIZANTE emoción de MIEDO)
que me lleva a comer!
Lo repito otra vez, subiendo
la voz:
¡Yo, Mary Solari, OIGO, VEO,
SIENTO Y SÉ que nunca más me dejaré dominar por esa ESTÚPIDA y PARALIZANTE emoción
de MIEDO que me lleva a comer!
Lo repito varias veces en voz
alta, dejando que la rabia me llene el cuerpo, me haga saltar, me haga
sacudirme, me lleve a las lágrimas. Una y otra vez hasta dejarme invadir por
esa rabia, repito y repito hasta llegar a la verdadera sensación de rabia.
Luego, cuando ya la rabia ha
aumentado tanto que salto y me sacudo del cabreo que tengo, digo:
SEGUNDA FRASE:
Dejarme vencer por (ESA ESTÚPIDA
SENSACIÓN DE MIEDO) ha hecho que (pierda mi autoestima, me encuentre vencida, haya
paralizado mis proyectos, haya preocupado a mis amigos y a mi familia. Una lista breve de el daño que os ha hecho)
Nuevamente lo repito hasta que
a la rabia se une ese convencimiento de todo el daño que me ha hecho dejarme
vencer por la emoción dañina.
TERCERA FRASE:
Para dejarme vencer otra vez
por la (ESTÚPIDA SENSACIÓN DE MIEDO), tendría que olvidarme de ( y aquí pongo
todo lo positivo que es lo que me lleva adelante: EL CARIÑO DE MI FAMILIA Y MIS
AMIGOS, LA FUERZA QUE ME HA LLEVADO A LOGRAR X. Breve, conciso y repetible).
Es importante hacer una
lista corta y repetirla muchas veces para lograr el cambio fisiológico, que es
lo que erradicará de una vez por todas esa emoción de nuestro cuerpo.
Os confieso que al principio
no me animaba a hacerlo con las típicas excusas de la vergüenza, de que me
oyeran los vecinos y creyeran que estaba chiflada, pero luego cuando lo hice no
necesité gritar tanto y fue muy, pero que muy efectivo. Seguiremos en ello hasta que tú también lo logres. Entonces, llegaremos con la roca hasta la cima de la montaña y ¿qué haremos?
Yo con esa piedra haré una estatua de mi verdadera figura, una Venus maravillosa para sentirme orgullosa de mi logro. ¡Hasta la próxima!
* Sísifo fue obligado a cumplir un castigo que consistía en
empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada. Antes de que
alcanzase la cima de la colina, la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía
que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. Así se cuenta en la Odisea. El motivo de este castigo no es
mencionado por Homero, y resulta oscuro
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