viernes, 27 de septiembre de 2013

10 La naturaleza de la mente


Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


Un hombre llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. Al sentir la dureza del suelo, el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Y como aquél era un árbol celestial de los que convierten a los pensamientos en realidad,  inmediatamente apareció una cómoda cama.
El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo agradable que resultaría que una joven le diera un masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: “¡Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró. Anónimo hindú.


Esa es la naturaleza de nuestra mente. Aunque no tengamos acceso a un árbol celestial, como el hombre del cuento y nuestros pensamientos quizá tarden más en hacerse realidad, tarde o temprano aparecen en forma física. Alguien decía esta mañana que de un día al otro sólo cambia el diez por ciento de nuestros pensamientos. El otro noventa por ciento es igual. Nuestra mente es como un disco rayado.

A menos, por supuesto, que hagamos algo para cambiar. Si no hacemos nada, seguiremos en el mismo sitio que antes: repitiendo pensamientos que crearán la realidad que será igual a la anterior. Por lo tanto, algo que añadiremos a nuestro ejercicio de las mañanas que ya nos ha permitido eliminar el impulso irrefrenable de castigarnos con comida u otras substancias, será ver un poco cómo funciona nuestra mente. ¿Seguimos pensando que estamos gordos, que no podremos llevar esa ropa que tanto nos gusta o que tendremos alguna otra limitación?

Acompañemos con amor nuestro cambio haciendo que nuestros pensamientos sean cariñosos y amables. Una forma de hacerlo es observar nuestras palabras. Las palabras nos delatan. "Como estoy gordo. Es que yo no puedo. Es que yo no sé..." son la musiquita del disco rayado que tenemos en la cabeza y que se repite una y otra vez. Si nuestra mente sigue recitando la misma cantinela de antes, la situación seguirá siendo igual. 


La situación es diferente

Por supuesto que la situación es diferente. Ya sabemos que era lo que nos impulsaba a comer de más, hacer trampas con las raciones, boicotearnos una dieta durante la noche. Ya hemos descubierto cómo trabajar con nuestra mente. 
¿Recordáis cómo lo hemos hecho? 
¿Qué necesidad tenía yo de crear una situación que me hiciese sentir triste y sola? En vez de levantarme y ponerme a leer un libro mientras desayunaba en bata, podría haberme levantado con entusiasmo como todos los días, darme una ducha rápida, salir a tomar el desayuno a un bar como siempre pero llevarme mi libro para leer, que tanto me gusta hacer cuando desayuno y nunca me da tiempo. Habría estado rodeada de gente, de ruido y haciendo lo que me divierte. Pero no, de una forma inconsciente preparaba el terreno para que me invadiesen esos pensamientos negativos y comenzase el ocholoco. Ahora sé que no es necesario que abone la tierra para que eso suceda. 
Ahora tengo el impulso de comer una ración pequeña cuando sólo quiero saber a qué sabe un plato y con un bocado me basta para satisfacer mi necesidad de variedad. También me he dado cuenta de que puedo cubrir mi necesidad de amor y conexión reuniéndome con la gente que quiero en vez de "premiarme" con chocolate o una pizza llena de grasa.  Y si realmente estoy sola me puedo dar un maravilloso baño de inmersión con sales y luego una ducha fresquita para activarme antes hacer algo que me guste.

Mis pensamientos, mis palabras y mis acciones serán los que me ayuden a llevar mi plan adelante. ¿Por qué dejarme comer por un tigre? 

¡Yo quiero ser un tigre lleno de belleza, poder, maravillosa musculatura y fuerza!


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