miércoles, 4 de septiembre de 2013

4 ¡Pochita Morfoni, cómo come!

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

Para algunos, es indispensable tener la nevera y la alhacena llenas de comida. Aprovechando las ofertas “para ahorrar”, compramos de a dos o tres artículos, lo cual reduce el precio por unidad.
Compramos extra “por si viene alguien”, como si llegado el momento no pudiésemos hacer una carrerita hasta el chino de la esquina a buscar lo que necesitamos. Acumulamos de todo: latas, latitas, paquetes, botellas, frascos… Todos llenos, por supuesto.
Para nuestra familia hacemos más comida de la necesaria, “así no tengo que cocinar mañana”, pero al servir nos llenamos el plato y lo comemos rápido, “para que no se enfríe”. Y luego acabamos con lo que quedaba en la fuente “para que no sobre”. Si llega a quedar algo, recogemos y metemos todo en tuppers porque tirar, no tiramos nada.
Imagino que ya os vais dando cuenta de que así buscamos la seguridad. Seguridad de que no me falte.  

martes, 3 de septiembre de 2013

3 La Dieta Mágica

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

Hola a todos,

Hablábamos una vez con mi hermana de nuestras adicciones; la de ella es fumar, la mía comer. Me dijo que algunas veces, si de repente decidía no fumar, o esperar hasta después de la comida para empezar a hacerlo ese día, o reducir la cuota que quería consumir, bastaba con que se lo propusiese para que inmediatamente le diesen unos deseos irrefrenables de fumar que sólo calmaba encendiendo un cigarrillo.

A mí me pasa lo mismo: la sola idea de ponerme a dieta me causa tal ansiedad que voy y me doy un atracón de lo que sea, dulce, salado o una mezcla de los dos. Es como si mi mente quisiese prepararse por si acaso le llegase a faltar comida en el futuro. Eso se combina con un mensaje: -Qué importa, si total mañana empiezo a hacer dieta.

La dieta es como una temporada en una prisión. Es una peli americana en la que un duro -aunque bueno en el fondo, lo cual nos hace sufrir por su destino-, un Al Pacino, por ejemplo, sale de la cárcel reformado y decidido a seguir por la buena senda. Cruza las puertas de la prisión hacia la libertad, se detiene y enciende el cigarrillo.

En ese momento tenemos el presagio de que el héroe va a fallar, la total seguridad de que la vida lo va a ir arrastrando a las malas compañías y acabará en el crimen nuevamente. Esa caída es inevitable.

lunes, 2 de septiembre de 2013

2 Alimento para la mente

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

¡Hola a todos!

A ver si nos entendemos: Estos kilos de más, serios kilos de más, nos están costando muchas cosas. 

Motivos 

Empecemos por nosotras mismas: Hay que ir a comprarse ropa a sitios especiales, para señoras gordas. ¿Y si no somos o no nos sentimos una señora gorda? ¿Si somos un espíritu moderno que quiere ir a la última, con un fruncesito debajo de las DD’s que a nuestra amiga le queda monísimo pero a nosotras hace que parezcamos a punto de parir y que nos cedan el asiento en el autobús?

Confiesa: ¿cuánto tiempo llevas sin mostrar las piernas porque te da vergüenza la parte trasera de tus rodillas, mal llamada corva, porque de curvo ya le queda poco? ¿Por qué será que tenemos en la mente una imagen equivocada de nuestra silueta? ¿No os sorprende veros en fotos?
-¿Quién será esa gorda? ¡Anda, si soy yo! 
En las fotos grupales yo siempre me pongo atrás, para que los demás me tapen el cuerpo, pero a veces hay fotos en las que una se ve de espaldas. Y son esas fotos las que más rabia me dan, porque la columna no está recta, sino curva. Soy una montaña redonda por delante y por detrás. 

¿Y la incomodidad de que cuando uno baja los brazos se toca con los codos la rueda del michelín? ¿O tener que calcular si el pandero nos cabrá en ese silloncito de brazos Reina Ana tan bajito y tan mono en el que nuestra consuegra pretende que nos sentemos a tomar el té? Otro cálculo: ¿Tendremos suficiente fuerza para levantarnos del césped después del pic-nic y de la tortilla que nos zampamos? 

sábado, 31 de agosto de 2013

0 ¿Coincidencia?



Anoche acabé de escribir a la madrugada, me acosté a las dos y media de la mañana. Hoy me he levantado ilusionada con este proyecto. Y cuando abrí Feisbuc porque no sabía cómo entrar al blog (bastante me costó encontrar dónde volver a escribir, no lo creáis), vi esto publicado por mi hermano. Lo comparto porque es exactamente lo que os quería deciros a todas. 




Cuando te despiertas al poder que tienes, comienzas a flexionar los músculos de tu coraje. Luego puedes soñar con valentía, dejar atrás las creencias que te limitaban y superar tus temores.
Así permitirás que surja un sueño verdaderamente original, que germina en tu alma y dé frutos en tu vida. 

1 Hoy he trotado cien metros.

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee esta entrada y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

Hola, chicas,

Hoy es mi primer día de blog, así que no os sorprendáis ante el título de esta entrada, ya que no me conocéis lo bastante como para daros cuenta de que cien metros de trote para mí es como una maratón para otra gente.

Llevo treinta kilos de exceso de peso y un montón de años a mis espaldas. Un alto porcentaje de esos años ha sido de parálisis. No, no os asustéis; la parálisis no ha sido una enfermedad física, aunque la verdad que hubiese sido una buena excusa para haber ido creciendo de tamaño con constancia año tras año impunemente desde... bueno, desde siempre.